Introducción
Hoy por hoy somos partícipes de una seria preocupación y de un intenso debate sobre las y los niños y sobre la infancia; en el ámbito académico se expresa en publicaciones, congresos, vínculos
con organizaciones e instancias gubernamentales y también en la emergencia del campo de estudios de la infancia y/o de diversas subdisciplinas tales como antropología de la infancia, sociología
de la infancia, etc. Podría decirse que en las últimas décadas estos estudios han adquirido cada vez más importancia y que han implicado, en términos generales, un cambio de perspectiva que
guarda cierta similitud con los estudios de género; es decir, no solamente la edad y el género constituyen categorías fundamentales de la organización social que se fundamentan en interpretaciones culturales cambiantes sobre aspectos o diferencias biológicas, sino que también su estudio enfrenta obstáculos similares. En este caso, la mirada adultocéntrica permite considerar la edad de los niños como una carencia temporal que parece legitimar la invisibilidad de los niño/as, cuya participación en el ámbito familiar y social o cuya voz e interpretación suelen ser consideradas como carentes todavía de importancia.