Prologo
Hablar de crisis de la educación, se ha convertido en un cliché que es usado en forma permanente por los más disímiles actores de la sociedad. Desde mi perspectiva, el momento culmen de ello fue junio de 2010, cuando la señora Diana Ravitch, arquitecta de la reforma educativa norteamericana y asesora internacional en diferentes lugares del mundo, escribió un famoso artículo luego convertido en libro, con el título “Por qué cambié de opinión”1, en el cual reconocía, cómo el camino tomado por la educación de su país y trasladado por los organismos multilaterales a muchos países del mundo no era el correcto y llamaba a corregir el rumbo en un llamado que, para su nación, convocaba al mismo presidente Obama.
En Colombia, también se ha hablado mucho de esa crisis y desde diferentes concepciones críticas lo hemos señalado en muchas publicaciones como uno de esos lugares que por su enunciación reiterada se ha ido convirtiendo en un inmenso agujero negro. Uno de los lugares que se enuncian con más fuerza es el de la educación media, en cuanto los caminos para ella han sido objeto de cuestionamientos muy severos y las alternativas que se plantean son objeto de un debate permanente con múltiples posiciones y señalamientos. De esas dificultades da cuenta un estudio pionero en el país cuyo título refleja bastante bien los problemas de dicho nivel del proceso escolar: “El puente está quebrado, aportes a la reconstrucción de la educación media en Colombia